lunes, 30 de abril de 2007

Querida Amelia

Querida Amélia:
Cuanto han cambiado las cosas desde aquel febrero maldito en el que te fuiste quien sabe a donde para no volver jamás. El mundo sigue siendo un disparate. Hay muchas guerras. Los mas poderosos son insaciables. La escala de valores tiene los peldaños podridos. El papa de Roma ha decidido cerrar el limbo de los justos, debía ser pequeño y seguro que estaba lleno, ahora los inocentes irán directamente al cielo. Han descubierto por algún lugar del universo un planeta que por lo visto puede que tenga agua, allí parece ser que el año solo dura diez días, ¿ te imaginas ? cada diez días: ¡¡ ande, ande, ande, la marimorena, ande, ande, ande, que la noche es buena !!. Allí las uvas deben ser carísimas. Nuestro planeta esta un poquito mas viejo y nuestro tiempo parece que se ha encogido. Los animales están desconcertados, cada vez tienen menos espacio para seguir sus pautas. No se respeta la naturaleza. Se respira un cierto desencanto y el progreso no es razonable. La democracia avala cualquier despilfarro. Los políticos, esos seres iluminados, hablan y hablan y tienen respuestas y soluciones para todo aquello que prometen y luego no cumplen. La gente sale despavorida los fines de semana buscando esa inocencia perdida y en el trayecto, muchos se dejan la vida en la carretera. Los lunes siguen teniendo lo peor de los domingos por la tarde, ese minúsculo y melancólico otoño. Pero la buena música, mi querida Amélia, sigue dejando ese inconfundible perfume que tiene la esperanza de encontrar algún día y en algún lugar, las respuestas que todavía esconde el silencio en este espacio del tiempo. La paciencia es un ejercicio agotador, pero un poco mas allá de la playa, existe otro mundo posible, quizás ese paraíso.

viernes, 27 de abril de 2007

Punto y aparte


Hay ciudades que esconden tesoros dormidos, la frágil memoria de tiempos pasados, enormes murallas que guardan latidos, de crueles batallas, de amores perdidos. Hay silencios que encubren terribles destinos, la bestia indolente que acecha a los niños, amargo es el llanto que deja ese frío, lamento del pobre humillado y vencido. La sombra del juicio es también alargada, ampara de oficio la fina coartada, al maulas de turno y su plan vitalicio; no temas Mauricio que no pasa nada. Hay pasiones que atienden amor y castigo y cigüeñas que vuelan dejando un suspiro, el aire que un día será suficiente; de mares dormidos traerán los bígaros. Hay palabras que unidas agitan naciones, la patria es pequeña y no tiene balcones, luchar a morir con un par de.....sandalias; apenas me quedan cincuenta y dos letras. La vida se pone de parto otra noche, estrellas fugaces que mueren de celos, deseos que llegan a un punto y aparte.
Los sueños que un día pusimos a trabajar.

lunes, 23 de abril de 2007

Another brick in the blog

Mañana (tomórrow ) a las 9 de la noche, tengo que dar un concierto en una sala llamada Tribueñe, está en la calle Sancho Dávila 33, por Manuel Becerra, aquí en Madrid. El sitio es una especie de pequeño teatro muy bonito, uno de esos lugares que existen en Madrid y que curiosamente no conocía. No es fácil de encontrar aunque pasa un autobús por delante. El caso es que me han invitado a participar en un ciclo de canción de autor cuya principal gracia consiste en tocar desenchufados, porque; y es cierto, la sala tiene una acústica muy buena y se supone que se puede tocar y cantar sin amplificación. I don't know, mañana lo sabré. Para la ocasión y dadas estas supuestas circunstancias, estoy pensando llevarme una de mis mejores guitarras, una "Lauden". Será como siempre un placer contar con vuestra presencia, luego no digáis que no aviso.

sábado, 21 de abril de 2007

Al colegio

El padre florentino tenía una habilidad especial para domesticar palomas y hacer ligeros trucos de magia con los que distraer la atención de los niños. Aquel primer día de colegio permanece imborrable en mi mente, me sentía asustado y la apoteosis llegó cuando apareció en aquel aula de párbulos con olor a serrin, un niño con los pantalones de tirantes bajados, rebozado en su propia caca, llorando desconsoladamente y repitiendo a voz en grito: ¡¡ no tengo papel!!. Por aquel entonces, el invierno tenía personalidad propia y el frío se dejaba sentir aquella madrugada, cuando mi madre generosa y paciente me despertó con ternura diciéndome al oído: ale hijo... al colegio. Emoción y desconsuelo, dificil de olvidar. Después de desayunar un buen tazón de cacao con uno o dos trozos de pan frito, pertrechado con una cartera de puro cuero y vestido para la ocasión con aquellas fabulosas botas gorila con su correspondiente suela de tocino, calcetines grises, pantalón corto de tergál con tirantes, camiseta blanca de felpa, camisa a cuadros de lana, jersey de punto grueso color verde y cuello de pico, la trenca, aquel picante verdugo negro calado en la cabeza hasta el cuello y en los bolsillos un pañuelo casi blanco y una pelota fabulosa de goma verde marca gorila, salí por la puerta con mis hermanos, camino del colegio. Al llegar al portal unos hombres con las caras tiznadas bajo unas extrañas casullas acopladas a la cabeza, se afanaban descargando al fondo de la portería desde un viejo camión aparcado en la calle, espuertas cargadas de carbón. Germán que por aquel entonces era el portero de la casa, daba ordenes con una escoba en la mano mientras barría los trozos desparramados a lo largo del recorrido que separaba la calle del patio lúgubre con olor a zotal donde se suponía que estaba la gran caldera.

martes, 17 de abril de 2007

Noticia Pequeña ( a little notice )

Este jueves 19 de abril, a eso de las 9,30 volveré al ruedo y espero poder ofrecer un bonito concierto en el Búho Real. Estrenaré algunas canciones de mi nuevo disco, Cedaceros 4. Me gusta ese sitio porque las distancias son cortas, el baño esta cerca, la gente esta cerca, se conoce gente interesante, el tamaño del local favorece la intimidad del recital y para un tipo como yo, sin entrar en detalles, oyessss.... resulta terapéutico.

lunes, 16 de abril de 2007

Cascabeles


Supongamos que corría el año 1967. Madrid despertaba lentamente en primavera los domingos. El aire era una fiesta, los pájaros alborozaban la mañana por los tejados cuando por el patio hasta mi cama, afinadas se escuchaban las bocinas de los trenes que partían hacia el sur desde la estación de Atocha. Los rayos de sol traspasando el ventanal del salón definían un haz de polvo en suspensión sobre el eterno sillón de cuero verde. La casa era un suspiro y por la carrera de san Jerónimo desde Neptuno, subían repicando al trote dos hermosos percherones blancos de cascabeles engalanados anunciando rítmica la llegada del carro de la leche. La leche que te han dado. El tiempo justo para vestirme sigiloso mientras todos dormían, bajar la escalera raudo, los escalones de dos en tres para salir al paso desde la esquina con Madrazos y agazapado engancharme en marcha a los ejes del carromato que al trote me llevaba hasta la churrería de la calle León donde me bajaba para comprar las porras y los churros para el desayuno. Poco a poco, domingo tras domingo, fui tomando posiciones. De los ejes pase a sentarme en la plataforma con los bidones, de la plataforma, después de muchos domingos, llegue hasta el trasportín junto al lechero Un domingo aquel hombre despues de no haber mediado nunca palabra alguna me dio la fusta y me dejó guiar el carromato. Aquél fue mi último paseo, nunca mas volví a verle pasar por Cedaceros y hoy es el día en el que en cualquier lugar del mundo donde quiera que me encuentre, al amanecer oigo el repicar de aquellos cascabeles al trote, llamándome a recordar aquellos domingos felices de primavera en los que desayunábamos churros....y porras.

sábado, 14 de abril de 2007

Cedaceros


Corría el año 1965 y yo apenas tenia siete años. Cedaceros era una pequeña calle situada prácticamente en el centro de aquel castizo Madrid de entonces. Recuerdo con vehemencia el aroma de una bombonería llamada Juncal donde mis padres compraban cacao para el desayuno. Dos camiserías para gente elegante, Arce y Burgos y a la sazón el vetusto club de Madrid, daban a la calle un cierto aire londinense. En la esquina con la carrera de San Jerónimo había una pequeña iglesia de frailes jesuitas, cuando doblaba por aquel entonces, moderno y brioso atravesando la via, un aparatoso trolebus lanzando chispas. Al doblar la calle Arlabán, una pequeña tienda de estampas taurinas y mapas medievales regentada por un coloso de capa y sombrero. Un pequeño estanco, porque el fumar era un placer, dividía la calle pegado a una peluquería para caballeros, "di que te lo dejen cortito" donde sonaba eterna y somnífera la sintonía y los consejos de Elena Francis por la radio crujiente del establecimiento. Quizás resuene todavía en las noches de Cedaceros, cuando el silencio se apodera por un instante de esta entrañable calle de mi corazón, el crepitar de aquellas viejas cintas de Tarzan y Kin Kong que un día hicieron las delicias del pequeño abandonado cine Arniches, hoy condenado a la soledad que impone el tiempo.

PERDONA A TU PUEBLO SEÑOR


Quiero pedir perdón. A estas alturas de la vida, me inclino a pensar y a veces así me siento, un hombre irremediablemente analógico. Un digitinútil gilitinútil. Hace unos días, manipulando desesperada y precipitadamente las misteriosas habitaciones de este incipiente blog, me lleve por delante, sin querer, los primeros comentarios que tan cariñosamente había recibido sin duda de todos vosotros, Alejandro, Los Serranos, Paula, Melania, Víctor, Sergio, etc., menudo estreno. Me los cargué; me cargué vuestros comentarios sin querer, barriendo mi casita, tralaralarita. Soy un profano en esto de la navegación. Por eso quería pediros perdón y daros las gracias por vuestra hospitalidad y comprensión. No lo volveré a hacer mas. Besos y abrazos.

jueves, 5 de abril de 2007

SALUDO

Hola a todos, con mucho cariño, incluso amor en algunos casos, abrazos y besos. Lo primero que quiero hacer, es publicar de una vez por todas el que será mi noveno disco. Ahí va la portada. Nueve discos nueve ya a la espalda para un corredor de fondo paciente y firme. Bueno, el disco está casi terminado, es cosa de menos de un mes y la hermosa criatura estará en la calle, espero que no pase frío. A estas alturas de la vida, me siento capaz de hacer cosas inverosímiles. Una vez, no hace mucho tiempo fui capaz de hacer un especiero, ya sabéis, para los pequeños botes de especias como el curry que siempre fue tan hippie, el orégano o el colorante a falta de azafrán para la paella. Aquella que acaso nos comimos, buscando entre miradas perdidas, esa puerta que nos hubiera aproximado a un paraíso breve pero intenso. Me quedó francamente bien el especiero. Quisiera a través de este blog compartir con ustedes, vosotros, a modo de ejercicio, algunas secuencias de mi vida, retazos de una memoria hecha jirones, pensamientos que a uno le asaltan cuando se da el caso: o sea, pienso, luego venga!! Y bueno, tener la oportunidad de conocernos, ahora que a veces me siento más al otro lado del balcón que guarda también amargos recuerdos de una guerra que fuera intensa y cruel y esa memoria empieza a hacerme extraños. Ahora que por fin me doy cuenta, que a los lados, casi siempre caminaron conmigo los amores más leales, que lastima, y yo ingenuo mirando al frente, como un potrillo desbocado. Aquí estoy para compartir con vosotros los días espero hermosos que nos queden por venir. Brindemos pues por la amistad, el amor, la música y esa vaga aproximación al conocimiento que nos deja la observación a través de la palabra.