domingo, 11 de octubre de 2009

Otoño

Frágil, templada y solemne amada, envuelta en una brisa perfumada, sobre una piedra dada. Caen las primeras hojas del otoño breve y conspicuo. La tarde que acaricia el árbol, te teme y nada.... me abandono un instante ¡ oh diosa ! y lo siento. Esquivo los ardores de la noche espesa, sumergido en la oscura incertidumbre de un abismo infinito, buscando tus caricias en la penumbra cada vez mas profunda de los días regalados que se fueron. Inexorable el tiempo como furiosas olas furtivas, borró en la arena de mis sueños, la palabra mas bella y deseada; amor, que muerte mas inútil.