sábado, 28 de diciembre de 2013

Delirio














Cuantas veces al oído he implorado  a la razón, 
en las noches de presagios y cometas. 
Las estrellas al amparo de un espacio inagotable, 
dibujando un infinito océano de caricias, 
y de besos  que dejaron en la almohada la pureza 
del perfume apasionado de una eterna despedida. 
Quien habló de amor, la primera vez que fuimos, 
cómplices de un instante más allá de la nostalgia.
Sabedores como el vino, que fue néctar en la cepa, 
que hace falta reposar, lo que al fin es un delirio. 
Una fuga en mi bemol por un bosque de corcheas, 
un  sainete sin telón, en un teatro sin salida. 
Y si acaso fuera todo, un suspiro interminable, 
y si acaso nada fuera, un rumor indescriptible. 
Todo y nada en un efímero capricho del destino, 
a merced de las mareas, que resuelven el silencio, 
de la duda de vivir y no ver que lo perdido, 
fue ganado, agradecido, bien o mal, fue merecido.