sábado, 30 de junio de 2012

Cantabria


Este mediodía, la playa de Valdearenas era un derroche de belleza sin paliativos.  El mar, de un solemne azul verdoso, mostraba imponente toda su majestuosidad. Un  frenético tropel de olas, arrebataba la orilla sin tregua, dejando sobre la refinada arena rosada;  abanicos de espuma. Cantabria me tiene embriagado, venir a este privilegiado rincón del norte,  es un placer impagable. Sentado en una piedra junto a mis queridos sobrinos, Ana, Lucia y Eduardo, contemplaba este sublime regalo de la naturaleza, y al tiempo que una brisa generosa me colmaba los pulmones,  por un instante,  con la mirada puesta en el horizonte, de mis labios; he pronunciado tu nombre.

domingo, 24 de junio de 2012

Aguilar de Campoo















Un frío notable me sorprendió al llegar a Aguilar de Campoo, no en vano esta pintoresca villa se encuentra a novecientos metros de altura sobre el nivel del mar, en plena montaña palentina y al paso del rio Pisuerga que se desplaza a una velocidad notable por la rivera del pueblo. Aguilar, como todo el mundo ha de saber, es famosa por su industria galletera, nueve de cada diez galletas que se consumían en España allá por los años sesenta, salían de Aguilar hacia los hogares españoles; la decima galleta no se sabe de donde procedía, es probable que del Obispado de Cuenca o del Palacio del Pardo. La historia de este pueblo es notoria, poblada por Cántabros, Romanos y Visigodos, también fue baluarte durante la dominación árabe y villa importante durante la edad media, al punto que Pedro Aguilar, hijo bastardo del rey Alfonso XI el justiciero, a la sazón ilustre devorador de obleas, fue titular del señorío de estas tierras. La colegiata de San Miguel es de una belleza extraordinaria, así como la ermita de Santa Cecilia, donde ya hace algunos años, tuve el honor de ofrecer mi primer concierto en esta villa. 
De nuevo he tenido el placer de compartir una tarde - noche con las buenas gentes de esta plaza. Gracias a Belén de Benito y a Pepin Tre, por proponerme y a Isabel y Jorge Sanz por invitarme a ofrecer de nuevo un concierto, en esta ocasión, en el bien remozado Cine Amor , dentro de este primer encuentro del ciclo Trovaguilar. El público me dispensó un cariño extraordinario y siendo así, más aún si cabe; uno se empeña en ofrecer lo mejor de sí mismo. Un éxito compartido. Gracias y hasta pronto.
   

lunes, 11 de junio de 2012

Tenerife

Salimos de Madrid el 4 de Junio, justamente al día siguiente de mi cumpleaños, a las 10 y media de la mañana, rumbo a Tenerife. Dos horas largas después, justamente cuando el viaje empieza a ser moderadamente inquietante se divisa a la derecha la imponente cima del volcán del Teide por encima de unas nubes blancas, impolutas y densas. Al bajar del avión, nos sorprende una brisa más bien fresca, que para mi gusto, es una delicia. Nos transporta hasta el hotel una pequeña furgoneta que a gran velocidad acomete una bajada larga y vertiginosa por una concurrida autovía hacia el Puerto de la Cruz. A la izquierda y salpicando una ladera colosal, multitud de casas de campo y edificios dispares se asoman frente a un océano atlántico de un azul profundo, entre una vegetación exuberante. Llegamos al hotel. Salgo a pasear por las calles de esta ciudad en las que en otros tiempos, los de la guerra civil, mi abuelo, daba clases de canto y dirigía el conservatorio. Todavía conserva Santa Cruz, algunas de esas casas y palacetes románticos del siglo dieciocho con sus cocheras y balcones coloniales. Delicados parques abigarrados de palmeras, dragos y exóticas casuarinas engalanados con bustos y esculturas de personajes ilustres y a escasos metros del hotel, el teatro Gimerá, coqueto e impenitente al tiempo, donde todavía resuenan en las paredes los aplausos y ovaciones de grandes operas y zarzuelas, y en el aire que lo llena, aún se intuye el perfume de señoras emplumadas, narcotizadas por la voz de aquellos tenores al paso de una furtiva lágrima.