sábado, 26 de julio de 2008

Julio

Definitivamente Julio es mi mes querido, difuminados atardeceres que se desvanecen sigilosamente por el horizonte, el sol que se quiebra en el firmamento y muestra su aspecto mas dulce allá en el ocaso de los tiempos, resignado como siempre hasta otro mañana por venir; un clásico. Porque será que el verano es tan corto y Buenos Aires una ciudad enorme y apasionada, de calles eternas y profundas heridas que el tiempo no quiere borrar. Las ciudades son libros que se leen caminando. De Tucumán hacia San Télmo los balcones te susurran de amores y arrabales. Compadre y hermano Quintín que mano tienes para el asado, asadíto y dulce de leche, la matera y la bombíta y ese termo bajo el brazo, calle abajo hacia el puerto y Montevideo.
Cuanto tiempo estaremos muertos che, vivamos pues apasionadamente.