En las noches templadas que presagian céfiros y manicomios, sus pupilas encendidas tras el cuarzo agazapadas, asaltan mis desvelos persuadidos por la lluvia imponente; corre el agua por mi espalda como un manantial enfurecido. La amé hasta la extenuación o quizás, apenas un ápice. Nuestras vidas se cruzaron como dos trenes desbocados, si acaso nos rozamos arrancándonos la piel y los recuerdos más sagrados. Perdimos la fe pero ganamos la pequeña libertad envuelta en papel cuché con vistas a Rosales; un tercero sin ascensor recién pintado, muy propio. Corren otros vientos Doña Carmen, pocos cafés duran ya una hora y tres cuartos. Dicen los adoquines que la bohemia huele a almizcle y naftalina; que no se llevan esos cuellos. Apenas quedan dos revoluciones pendientes, una reposa en el cementerio de los rencores, otra la guardo celosamente de la chusma ibérica a la orilla de otro mar, en una playa abandonada a la deriva, como no podía ser de otro modo. Descanse Doña Carmen, déjese usted mecer por las musas.
miércoles, 17 de febrero de 2010
Doña Carmen
En las noches templadas que presagian céfiros y manicomios, sus pupilas encendidas tras el cuarzo agazapadas, asaltan mis desvelos persuadidos por la lluvia imponente; corre el agua por mi espalda como un manantial enfurecido. La amé hasta la extenuación o quizás, apenas un ápice. Nuestras vidas se cruzaron como dos trenes desbocados, si acaso nos rozamos arrancándonos la piel y los recuerdos más sagrados. Perdimos la fe pero ganamos la pequeña libertad envuelta en papel cuché con vistas a Rosales; un tercero sin ascensor recién pintado, muy propio. Corren otros vientos Doña Carmen, pocos cafés duran ya una hora y tres cuartos. Dicen los adoquines que la bohemia huele a almizcle y naftalina; que no se llevan esos cuellos. Apenas quedan dos revoluciones pendientes, una reposa en el cementerio de los rencores, otra la guardo celosamente de la chusma ibérica a la orilla de otro mar, en una playa abandonada a la deriva, como no podía ser de otro modo. Descanse Doña Carmen, déjese usted mecer por las musas.
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5 comentarios:
Javier! Lo estamos esperando: Venga para Buenos Aires!
Bellísimo Javier!!!!!
Me gustaría decírtelo como lo hizo Borges.............
"la poesía vuelve como la aurora y el ocaso"
que tu poesía nos siga deleitando cada día
un beso enorme
Carmen,tal era el nombre de mi amada abuela y el leer una pasion en recuerdo a una mujer similar, me hace pensar que cada nombre tiene esa fuerza iniguanable,que una caracteriza.
Aun recuerdo con placer su actuacion junto a Ismael en su ultima gira, que aporte maravillos, adore su cancion,que tarareo cada tanto, al volver a mi mente.
Mi admiracion.
PauS*
Encantada de encontrar este rinconcito tan lleno de mágia y bonitas palabras.
Iré visitándolo.
Un abrazo desde Mallorca.
Es genial, es nostálgica, esta llena de recuerdos y de posibilidades, esas que entran solo en los sueños
Una verdadera obra de arte
Es un placer poder leerle
Un fuerte apretón de manos desde este lado del charco
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