miércoles, 17 de febrero de 2010

Doña Carmen

En las noches templadas que presagian céfiros y manicomios, sus pupilas encendidas tras el cuarzo agazapadas, asaltan mis desvelos persuadidos por la lluvia imponente; corre el agua por mi espalda como un manantial enfurecido. La amé hasta la extenuación o quizás, apenas un ápice. Nuestras vidas se cruzaron como dos trenes desbocados, si acaso nos rozamos arrancándonos la piel y los recuerdos más sagrados. Perdimos la fe pero ganamos la pequeña libertad envuelta en papel cuché con vistas a Rosales; un tercero sin ascensor recién pintado, muy propio. Corren otros vientos Doña Carmen, pocos cafés duran ya una hora y tres cuartos. Dicen los adoquines que la bohemia huele a almizcle y naftalina; que no se llevan esos cuellos. Apenas quedan dos revoluciones pendientes, una reposa en el cementerio de los rencores, otra la guardo celosamente de la chusma ibérica a la orilla de otro mar, en una playa abandonada a la deriva, como no podía ser de otro modo. Descanse Doña Carmen, déjese usted mecer por las musas.

5 comentarios:

Gabriela Maragliano dijo...

Javier! Lo estamos esperando: Venga para Buenos Aires!

Teresa dijo...

Bellísimo Javier!!!!!

Me gustaría decírtelo como lo hizo Borges.............
"la poesía vuelve como la aurora y el ocaso"

que tu poesía nos siga deleitando cada día

un beso enorme

Paus dijo...

Carmen,tal era el nombre de mi amada abuela y el leer una pasion en recuerdo a una mujer similar, me hace pensar que cada nombre tiene esa fuerza iniguanable,que una caracteriza.
Aun recuerdo con placer su actuacion junto a Ismael en su ultima gira, que aporte maravillos, adore su cancion,que tarareo cada tanto, al volver a mi mente.
Mi admiracion.
PauS*

Sa Lluna llèpola. dijo...

Encantada de encontrar este rinconcito tan lleno de mágia y bonitas palabras.

Iré visitándolo.

Un abrazo desde Mallorca.

mig dijo...

Es genial, es nostálgica, esta llena de recuerdos y de posibilidades, esas que entran solo en los sueños
Una verdadera obra de arte
Es un placer poder leerle
Un fuerte apretón de manos desde este lado del charco