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Laberinto de olas
Llueve a
ratos. Diría que hace una tarde maravillosa, si supiera que andas sigilosa y volátil por la casa y afino el oído correspondiente para no perderte, buscarte y quererte más aún si pudiera y siento tus pasos y tus delicados dedos a cada rato sobre el parquet y un
deseo irrefrenable de fundirme contigo en el espacio y en el tiempo infinito; para siempre y jamás. Te espere, me tome mi tiempo, paciente y casi vencido, durante tantos años y otoños y primaveras voraces. Desde aquellas tardes desgarradas, en las que absorto y desplomado sobre el sillón faraónico de orejas verde; frente al
imponente ventanal del salón de Cedaceros, escaparate de un mundo de apenas unos metros; imploraba una mirada
furtiva de tus ojos, antes de doblar la esquina y sumergirte por la calle
de “los Madrazo“……gacela fugaz y
presurosa, abriéndote por el filo del mediodía hacia tus clases de baile. Y ya ves……han pasado algunos años, tantos;
que ahora sí, ya nada será lo que fue, ni lo que pudo ser y tú; seguro que ya casi eres abuela, y yo………que será de mi, que sigo perdido y que todavía te
quiero.
2 comentarios:
...para siempre y jamás.
Pero que bonito escribes.
Un saludo.
Me gusta.
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