martes, 27 de marzo de 2012

Pura Vida


Me dijeron que en Managua hacía mucho calor, pero esta ciudad, es un horno con un coloso termostato al amparo de un sol despiadado. La mínima brizna de aire templado que te acaricie la espalda, es un derroche de placer. Conviven la evidente opulencia y la pobreza de solemnidad, el neo liberalismo salvaje y la venta ambulante, se mimetizan los despojos por las veredas y las calles y las aceras aún reflejan debastadores episodios recientes de terremotos y guerras fratricidas. Las revoluciones se agostan en los cuarteles. Doy fe sin embargo, de que este país reserva una belleza exuberante y sus gentes tienen en la mirada, la luz que ilumina la razón. Dios todo poderoso y eterno, si acaso también contemplas el hermoso azul celeste estrellado de Nicaragua, no le pidas tanto a los pobres, porque aquí, como en tantos otros mundos posibles, la injusticia, la esperanza y la alegría conviven, pero claman al cielo.

sábado, 24 de marzo de 2012

Un lugar bajo la luna

Abandonado tenía este blog. Como un cuaderno moribundo; mira que soy. Dejarme llevar por el rumor interior de las olas, de un mar profundo....que irse. Irsus!!, venirsus!!, nominativo de la segunda declinación. Así gritaba aquél paisano a lomos de su caballo a los ojeadores, aquella madrugada fría de cacería, por los terruños embarrados de Val de Sto. Domíngo, Toledo. Rilke, Rainer María, decía que era el ombligo del mundo. Eran otros tiempos. Aquí en Costa Rica, mi nostalgia se combate sola, con la brisa que peina los volcanes y las palmeras de las playas vírgenes. Suspendido en una hamaca amarrada a dos hermosos arboles de mango, me pregunto acerca de mi; apenas me he hecho caso estos últimos quince años. Al envite permanente de la duda, en el fragor de la soledad despiadada, la melancolía se solapa y gobierna el pequeño junco a la deriva que es mi vida, y el corazón abandona el timón de la esperanza, acaso de volver a palpitar al rumor de esa caricia rasgada por los amores que dejan huella. Lo que los años dibujan en el rostro de mirada triste y profunda. Al raso del universo infinito y oscuro que nos contempla, presiento la ternura de una Diosa tapándome en lo mejor de los sueños, al fulgor de las estrellas.