lunes, 26 de julio de 2010

Como el choto por el prado

Son tus labios tan dichosos que me arrancan un poema, mas del alma que me quema son tus ojos misteriosos. Que dirías si supieras que me muero por tus besos, que te añoro hasta los huesos por si acaso me quisieras. Cuantas noches me desvelo y no pienso en otra cosa, tu presencia luminosa como Venus en el cielo. Cuantos días abatido he implorado a la ventura, mas allá de esta cordura, vida mía tu latido. Despiadado es el destino como espina es a la rosa, bien amargo sabe el vino de la uva ponzoñosa. No es mi vida tan dichosa como el agua del riachuelo, que al susurro da consuelo y a la piedra voluptuosa. No es mi amor sino locura lo que oscura hace a la noche, canta el mirlo su reproche, canto yo por tu hermosura. Del favor de alguna moza no es del todo afortunado, quien no goza ni retoza como el choto por el prado. Digo yo y he terminado.